De tamaños y colores

No era otoño, pero le cayó una hoja sobre la cabeza. Se detuvo. No era una hoja grande, tampoco pequeña. Observó de dónde provino. Alzó la mirada. Él era muy malo para reconocer árboles. En general, pensaba, eran solo eso: árboles. Árboles grandes, árboles pequeños. Curioso que en su escueta tipificación no contemplara los árboles medianos; y no porque estos no existiesen. Se debía meramente a una carencia de necesidad de un justo medio. Cómo llamar entonces a la hoja caída sobre su cabeza. Observó de nuevo el árbol. Eso, ni grande ni pequeño. Observó la hoja. Cómo catalogarla en proporción al árbol de donde provenía. Con los seres humanos es más fácil. Podemos decir esas manos son demasiado grandes para el tamaño de ese sujeto.

Como dijimos al principio, no era otoño todavía. La hoja no era marrón, ni siquiera marrón pálido. Era verde. Claro, sus conocimientos sobre la gama de verdes iban parejos al de los árboles. Decidió entonces dejarla caer al suelo, que cumpliera su ciclo, y meter sus manos en los bolsillos del pantalón. Pero quedó en eso, en una decisión, pues no la pudo cumplir. Sus manos son demasiado grandes para ese pantalón que no es marrón, ni siquiera marrón pálido.



Ricardo Sumalavia
Para mí escribir es, ante todo, una aventura desde el lenguaje y hacia el propio lenguaje. Pero aclaro que el lenguaje no es evasión ni artificio, es una vida, otra vida. Gracias al microrrelato atisbo esa vida, esa vida que no poseeré pero que se materializa efímeramente en mis manos.

Imagen de portada: Zacarías Santorini, de la serie «Hojas en mi camino» (2022).

1 comentario en «De tamaños y colores»

  1. Sus líneas me remontaron inmediatamente a los intespestivos y espasmódicos soliloquios que en ocasiones ( en varias ) nos remonta el decidir sobre seguir o no seguir con un amor que, cual hoja que no es tan verde pero tampoco tan marrón, tiene una hora y una muerte anunciada desde hace tiempo…como una añosa premonición…
    Gracias !

    Responder

Deja un comentario