Regresos

Mutil ko’tantik es el ave en nuestro corazón. Tu hija tiene una gallina huidiza al fondo del suyo. El alma pájaro de la chamaca es más asustadiza y atolondrada que la de otras niñas —dijo la partera a mi familia porque yo no respiraba ni tenía pulso.  Me curó con masajes. Después de un rato lloré.

Me llevaron al hospital. La anciana que me recibió dijo la verdad; mi corazón estaba enfermo. Los doctores me operaron y los curanderos pronosticaron que mi ave, no sabían si era una gallina o paloma, escaparía antes de que acabara mi niñez.

            —El ave no debe abandonar el corazón porque el cuerpo se indispone y muere.

Una tarde, mi alma pájaro se me estaba saliendo y me apreté con fuerza el pecho, me desmayé. Al despertar, llena de tierra, corrí como gallina degollada, de las que llevan la cabeza colgando unida por un tajo de piel.

No volteé atrás ni paré cuando las vecinas gritaban mi nombre. Regresé con las uñas sucias de tierra, el vestido desgarrado y lo único que se le ocurrió decir a mi familia fue:

—Estás muerta. Te enterramos.



Karla Barajas
Imagen de portada: Alma pájaro, ilustración de Karla Barajas.

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