Un evento posible gracias a la colaboración de la Embajada de Suiza en Venezuela y la Galería GBG Arts. Organizado por la escritora y gestora cultural Denise Armitano, este encuentro se enmarca en la exhibición “Agua”. Un viaje a través de lo breve y lo visual, donde el agua se despliega como una rica metáfora de vida, transformación y conversación. Las voces de Edda Armas, Denise Armitano, Marisa Mena, Toti Vollmer, Yhonaís Lemus, Rafael Rondón-Narváez y Mario Morenza se fusionan, junto a los destacados autores iberoamericanos de microficción iberoamericana Pia Barros, Sara Coca, Francisca Barbero y Homero Carvalho Oliva, con el universo plástico de Corina Briceño, Bienvenida Núñez, Lubeshka Suárez, Estrella Benmamán y Ricardo Benaim, tejiendo un tapiz narrativo, poético y estético.
Diálogo con los artistas…
Corina Briceño
En diálogo con las obras de Corina Briceño
Por Marisa Mena
El mar no perdona a quienes pisan tierra
La vi acercarse a la orilla aunque el oleaje estaba fuerte. El sol hizo reflejo en ella y, de pura luz, por un instante la dejó sin rostro. Entró al agua al tiempo que una ola alta y encrespada la tambaleó para arrastrarla y hacerla desaparecer en un fluir espiral que le dio mil vueltas. Cabeza, torso, piernas, pies y dedos vapuleados por el ímpetu del oleaje. Mientras saltaba de mi puesto de vigilancia, estaría tragando agua y arena, con la nariz y la garganta inundadas de sal que pica y escuece, sumergida ya en esa otra dimensión ondulante del universo donde hay otros rumores, distintas frecuencias entre las que seguirían las vueltas y los golpes causados por la lucha en la que el propio mar se bate. La succión de afuera hacia adentro, de adentro hacia afuera. La corriente que hala en un curso que adiviné indetenible y fatal, sin poder gritar ni sacar la cabeza ni domar el laberinto de burbujas. Más agua, más arena ganándole el cuerpo a la superficie, para por fin ceder sin resistencia a las profundidades y dejarse ir. Empeñadas en vencer la violencia del océano, mis manos lograron tomar aquel volumen que era ya del abismo y robárselo a la corriente para llevarlo a salvo y tenderlo en la playa, inconsciente pero vivo, entre el murmullo sordo de muchas voces. ¡Había bandera roja!, ¿será que la chica no la vio?
Marisa Mena, narradora y ensayista española.
En el jardín de las delicias de mi espacio mental conviven diferentes estratos de la memoria. Desde allí, los personajes de las lecturas o los héroes familiares alternan con quienes entablo vida regular; unos y otros, de esta u otra dimensión siempre compartida, nacidos hace siglos o contemporáneos, entran y salen de las situaciones con la fluidez que la palabra les permite.
Por Rafael Rondón-Narváez
en movimiento
un señor mayor nada en el mar
se deja llevar
por la sensación serena del agua
y el calor
que sobre su cuerpo llega
entre la sal
y la calma sensación
de perderse en su pasado
su cuerpo está viejo
y sin embargo
se desliza ahora
con certera filosofía
despojada casi de palabras
casi de imágenes
y sin embargo
con ellas
brazos que no nadan
solo dialogan
piernas que no golpean
solo susurran
va construyendo exactamente
la sensación cabal
de ese cuerpo
que se sabe sabio
y liberado
ahora
en ese momento
no importa pasado
o vano pensar en el futuro
solo lo que ha sido
condensado
en el suave movimiento
de los brazos
en la extensión de las piernas
que se doblan
y golpean
y mueven el agua
la cual no es límite
sino extensión
ella lo sostiene
sin juicio ni resistencia,
él no flota, respira
se despliega en el vaivén eterno
danza con el mar
y desvanece
el peso de su ser
en movimiento
Poema inédito.
Rafael Rondón-Narváez, poeta, narrador y ensayista venezolano.
No escribo siempre desde el mismo lugar. A veces, creo que desde el aire. Ocurre, por ejemplo, cuando la escritura es casi una levitación. Otras, como si me deslizara con mi cuerpo en el agua. Al final, escribo desde las diferentes y extrañas formas de la existencia humana.
Bienvenida Núñez
En diálogo con las obras de Bienvenida Núñez
Por Mario Morenza
Cuentas líquidas
Corre el año 2820. Misterios como la vida después de la muerte y en otros planetas no han sido despejados. Se hace realidad el famoso refrán apocalíptico sobre el agua como el oro del tercer milenio, situación delicada para la humanidad. Las entidades bancarias, urgidas por mantenerse a flote luego de la crisis monetaria del siglo anterior y una economía que amenaza con volverse más hostil, construyen inmensos tanques para almacenar el preciado H2O. Las bóvedas de los bancos más poderosos del mundo son casi mares, en ellas están depositados las esperanzas y los ahorros acuáticos de millones de seres humanos. La carrera con mayor demanda en las universidades del planeta es la de Ingeniero en Reciclaje de Agua. Los tanques, poco a poco, abarcaron espacios hasta hacer lucir los depósitos que almacenan el oro –material ya de por sí, innecesario– como simples cuchitriles llenos de ratas.
Desperdiciar más de un litro de agua es delito castigado con pena de muerte en la mayoría de los países. La abogada neozelandesa que impulsó la ley fue galardonada con el Premio Nobel del Agua.
Publicado en Pasillos de mi memoria ajena
(Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 2008).
Mario Morenza, narrador venezolano.
Escribo desde las emociones que nos habitan como ríos internos para darle lógica narrativa al caos reinante en el universo, donde el espacio-tiempo es un alfabeto aún indescifrable, sin cauce, sin delta.
Por Francisca Barbero (España)
Septiembre
Decidí llevarme un trozo de mar en la maleta. Lo guardé doblado en el bolsillo interno con mucho cuidado para que no mojase la ropa. Al llegar a casa no sabía dónde colocarlo, pero encontré un hueco en la cómoda. De ese modo, si llegaba cansada por las tardes lo extendía en la bañera y me hacía unos largos relajantes, si me aburría intentaba pescar la cena desde la orilla y si estaba enojada me sentaba frente a él y me calmaba con el mecer de las olas.
Todo iba bien hasta que las gaviotas decidieron salirse de los cajones y anidar en el rellano de la escalera. Ahora tengo a todo el bloque alborotado: los vecinos han colocado las hamacas y han abierto un chiringuito en el portal.
Publicado en XII microconcurso
(Microbiblioteca de Barberá del Vallés, Barcelona, 2023).
Lubeshka Suárez
En diálogo con las obras de Lubeshka Suárez
Por Yhonais Lemus
peces mágicos
“El arte no reproduce lo visible. Hace visible”
Paul Klee
llegar a tu fondo develar cada secreto entender
la magia de tus peces el inicio del movimiento
que permanece como imagen primitiva detrás de cada color
a la distancia de tu fondo oscuro escondido abierto allí
saltan 6 peces se asoman sobre las cortinas
unen tres mundos
en el inicio
del movimiento
cielo-tierra-océano
para hacer/ver la magia se debe raspar
la superficie
hasta llegar al color uno
el de las formas indefinidas siempre a punto de nacer
el del brillante secreto
de ese mismo emergen
peces cósmicos
flores
la torre del tiempo
la luna fecundada por el sol
los otros agujeros
cuerpos celestes naranjas
duales
el mago
verlos en la superficie correcta
sacados de la oscuridad del antes no
siendo respirando pigmentos
aceite de linaza amapola trementina
salen del marco suaves cautelosos
ahora los peces estarán en la superficie
de la secuencia correcta
de otro mundo sobrenatural
Publicado en Nagapushpa / bestiario marino
(Vuelo de Quimera, La Plata, 2022).
Reseña
Yhonnaís Lemus, poeta venezolana.
Mi escritura no surge de un concepto abstracto, sino de la tierra bajo mis pies, del cielo que me cobija y de la vida. Hablo desde y por la naturaleza porque en ella encuentro la verdad más pura.
Por Homero Carvalho Oliva (Bolivia)
El mar
Ulises nació entre las montañas, el único mar que conoció de niño y adolescente fue el lago Titicaca y las nubes fueron barcos que navegaban el océano del cielo. Aprendió, en la escuela, que la ausencia del mar era una religión y que los profesores de historia eran los sacerdotes del culto; la reivindicación marítima era un dogma de fe y para Ulises el que no creía en la reivindicación marítima era un hereje. Un día, cuando ya estaba casado, decidió ir con su familia a buscar el mar de su nostalgia, al pisar la húmeda playa de arena dorada sintió que el mar interior le salía por sus ojos y, desde entonces, sabe que el ausente es él, que la mar oceánica siempre estará ahí.
Publicado en la revista mexicana El Escarabajo: Microcuentos inéditos de Homero-Carvalho Oliva (2022).
Ricardo Benaim
En diálogo con las obras de Ricardo Benaim
Por Denise Armitano
Marina y el mar
—A usted le gusta mucho el mar…
—El mar no, la orilla del mar —puntualiza con desdén.
Marina, cuyos afectos habían sido tragados por una tromba feroz, se dedica a colectar lo que el océano regurgita sobre la playa: restos de objetos fabriles que considera regalos ‒incluso oráculos‒ y que transforma en joyas. Los hallazgos de su predilección son aquellos fragmentos de loza en los que aún se aprecian flores, arabescos y algunos personajes de historias mutiladas, pero sobre todo los pequeños vidrios erosionados, limados durante años por la arena y el implacable vaivén de las mareas.
Abundan los verdes menta, clorofila y limón, también los de color hielo y caramelo, recuerdos de garrafas fiesteras o frascos de boticario. Marina siempre espera encontrar trozos azul añil que, como ella, han convivido con el veneno. Llegan botellas, excepcionalmente enteras, aunque desprovistas de mensajes: tal vez porque son ellas el mensaje. Rara vez la sorprende un diminuto cristal bermellón, una gota de su sangre quizás.
—Entonces usted le debe todo al mar…
—No, al mar le cobro lo que me ha quitado.
Publicado en Atrapanieblas
(Editora BGR, España, 2023).
Denise Armitano, narradora venezolana.
Me anima el deseo de explorar, captar y comprender vivencias propias, ajenas, y episodios de la historia o de la contemporaneidad desde la reflexión y lo fantástico, en la resonancia de la brevedad.
Por Sara Coca (España)
Declaración
El abuelo quiso que lo enterraran con su traje de buzo. Nadie pudo quitarle esa idea de la cabeza. Aseguraba que así se sumergiría de nuevo en lo desconocido. Por eso, cuando llegó el día, cumplimos su último deseo.
De la inundación del cementerio nada sabemos. Ni entendemos la repentina aparición de gaviotas que sobrevuelan el cielo del camposanto.
Microrrelato inédito.
Estrella Benmamán
En diálogo con las obras de Estrella Benmamán
Por Toti Vollmer
Caída libre
Como hacían con todos los muertos de la tribu, colocaron el cuerpo de la chamana dentro de su curiara, la taparon con hojas y tierra, la amarraron con lianas y, tras una breve despedida de flores y aguardiente, la soltaron río abajo. Horas más tarde, ayudada por las sacudidas de la corriente, despertó de su sobredosis de ayahuasca solo para dar paso a la pesadilla de la resaca. Desesperada, trató de moverse, de respirar, pero la mortaja era tan implacable como el vaivén. En su frenético afán por vivir, tuvo un último instante de claridad: este viaje iba en una sola dirección y sus dioses la habían abandonado.
Por Toti Vollmer
Rutina
Tomo café solo para despertarme, cortado con el desayuno, endulzado para merendar, descafeinado antes de dormir y los domingos fríos cuelo un guarapo con agua de lluvia para no olvidar.
Publicados en Quitapesares y otros chupitos
(Platero CoolBooks, España, 2024), disponible en Amazon
Toti Vollmer, narradora venezolana.
Para mí la escritura tiene mucho de activismo. Mis temas recurrentes son el feminismo, los derechos igualitarios, lo ambiental y la libertad. Dejo colar el humor siempre que puedo.
Por Pía Barros (Chile)
Nuestro secreto
A su paso, un reguero de escamas iridia el amanecer. Ha trabajado esa noche, como todas las noches, en los sueños de las mujeres tristes. Les ha dado el agua y las risas antiguas, la sal y la memoria de océanos que algunas jamás conocieron, la belleza que nada en el fondo de cada pupila.
Cansada, desanda el camino hacia las profundidades. Tras ella, una que otra ensoñada sigue la ruta iridiscente. Titulares sin entendimiento hablarán de las suicidas. Pero nosotras sabemos que regresan al útero líquido de donde todas venimos.
Publicado en Antología Mar de mujeres,
Quarks Ediciones Digitales (Lima, 2024).
Por Edda Armas, invitada de honor.
Desarraigo
No es igual irse a permanecer.
La raíz confina nuestros pasos.
Lo extrañamente ajeno viene abriendo cauce.
Admite su fragilidad
el agotador vaivén cuando intentas preservarlo
en ese volver con las manos vacías
con la vista puesta más allá.
Ahora sabes nombrarle desarraigo
resonando sobre la baldosa floja de tu calle
a la misma hora de la partida.
Sólo tú los reconoces
en su asomar desafiante en este septiembre
cuando cuentas los rostros de quien se fue
de quien no llega,
de otros que se alistan para partir,
porque todo ya les es extrañamente ajeno.
Publicado en Sin negativo ni estaciones
(Kalathos Ediciones, Venezuela, 2012)
y en Fruta hendida (Kalathos Ediciones, España, 2019).
Edda Armas
Escribo con agujas cuando me falta el aire, desde el lugar estremecido, buscando hurgar, arder y respirar, para dar cuerpo a imágenes tejidas en espiral sonora, para los otros.