Hace muchos años, mi hermano se fue de la casa. No dio ninguna explicación. No amenazó con nada. Simplemente tomó su mochila, puso en ella dos o tres cosas, apenas las necesarias, y se fue.
Llegó a la esquina de la cuadra. Se quedó parado un momento, tal vez pensando dónde terminaba el mundo. Luego regresó y se puso a ver la tele.
Siempre lo admiré por eso. Así no haya llegado ni a cruzar la calle, tuvo la nítida valentía de irse, la voluntad de renunciar a todo para probarse, a los cuatro años, de qué estaba hecho.
Se les anteponen los prefijos micro, mini, nano. En inglés se les llama “flash fiction”. La distinción quiere ser de estructura, pero es temporal. Más que pequeñas piezas de literatura, son indicadores de la literatura misma buscándose en el ahora, donde las formas antiguas resultan excesivas. La brevedad es una necesidad histórica.
Imagen de portada: fotografía de Claudia González Avendaño
Nos fugábamos hasta las 3:00, cuando se acababan las telenovelas y comenzaban las comiquitas.