Dactiloscopia caraqueña

Caracas, Venezuela

Julio 2022

En las estaciones de servicio solicitan la huella dactilar para surtir el tanque de tu vehículo. La de mi  índice derecho es terca e irreverente: insiste en no ser reconocida. La de mi dedo medio se difumina como  línea de carboncillo y el lector del biopago la rechaza, mientras que la del pulgar de mi mano derecha es conversadora: cuenta historias de camiones de frutas, de San Agustín y sus trabucos, de plátanos pintones y amoladores caminantes que prometen resucitar filos perdidos. De sinfonías matutinas y nocturnas: chicharras, grillos y sapitos en tocata y fuga.  De las luces de Las Mercedes y sus bodegones, del bullicio de Catia y Propatria, de las vistas de Santa Fe y la Alameda.

La huella del pulgar de mi mano derecha es caraqueña.



María Alejandra Rondón

Imagen de portada: fotografía de Jorge Gómez Jiménez