El indio Prometeo

La única condición para disfrutar la soledad de la casa de la abuela, era acompañarla todas las tardes a la iglesia ubicada frente a una gran estatua de un indio semidesnudo. Pero eso me interesaba poco porque el resto del día podía dedicarlo a mi obsesión: la Segunda Guerra Mundial. Libros y documentales en VHS esperaban por ser devorados. Tanto pensaba en el drama bélico que anhelaba el contacto con algún lugar, persona o cosa que me “dijera” que la historia no se reducía a imágenes y palabras.

Una tarde dejé a la abuela con sus letanías y salí a ver al guerrero indígena alzar su lanza al cielo, entonces un anciano me dijo:

“No es una lanza, es el fuego sagrado de la victoria”; ¿Cuál victoria?, le pregunté. “El día que derrotaron a los nazis imaginé al dios Prometeo compartiendo el fuego de la libertad con los humanos. Años más tarde me pidieron una escultura para la avenida conmemorativa en Caracas. Al terminarla, decidieron que ahora la vía se llamaba como un Presidente. Entonces lanzaron mi obra a este rincón de Las Acacias… ¡y la gente cree que es un indio!”.

 



Carlos Balladares Castillo

Imagen de portada: Alegoría a la victoria de Ernesto Maragall, fotografía de Erol Castro 

 

 

4 comentarios en «El indio Prometeo»

  1. Ups !
    Detallazo historico perdido en la memoria…
    y que caraqueño es ensamblar dos colosos en uno :
    “El indio Prometeo ”
    me gustó !!
    Me hizo reir !

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  2. Uno más de tantos errores, equívocos y decisiones absurdas sobre la anatomía de nuestra Caracas, que ha soportado tantas que ya es casi imposible enumerarlas.Gracias por escribir uno de ellos…

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