Desde niño especulaba con viajar al centro de la tierra.
Asqueado de estudiar papers sobre el tema, compró una pala y comenzó a cavar en el jardín de su casa.
Entrado el ocaso quiso descansar.
En su cuarto se soñó internándose en el fondo del rojizo paraje.
El calor lo recorría desde las piernas.
Y en la cama el rostro fue cenizándose.
Alejandro Sebastiani Verlezza
Cuando despertó, la minificción todavía estaba allí, sonriente entre las palmeras, mientras disfrutaba de la brisa, los chispazos analógicos, la llamada sonriente de la metamorfosis que lo saluda desde el anónimo tren que llega y a la vez parte.
Imagen: Collage de Alejandro Sebastiani V.
” y en la cama el rostro fue cenizándose”… me vino a la mente una imagen veloz y terrible de un suicida pirómano… o alguien con una desesperación abismal por encontrarse a sí mismo: con tan enfermiza deseperación y ansiedad, que terminó consumido por su fuego interno.
Freud estaría interesado en estas líneas.
¡Me gustó!
¡Excelente, profe! Me gustó mucho el conqueteo con lo fantástico.