Un atisbo de gris

Durante la mañana, el árbol se cubre de los turquesas, amarillos, verdes o rojos de las guacamayas. Del marrón con un atisbo de gris y marino de las guacharacas, o el arena dorado de dos hermosos gavilanes. Hay cientos de tonalidades de verdes que se asoman de lejos. Pero el mejor es el despliegue de El Ávila, sus sombras, rosados, cerúleos o amarillos durante las diferentes horas del día.

Otras veces son las que llevo en la memoria (las del cielo que se cuelan desde cualquier espacio de la Ciudad Universitaria, o la inmensa masa de la Facultad de Arquitectura, los mosaicos rojos o las transparencias del mural de Léger). Mis personas favoritas son azules en toda la gama. A veces doradas o de un profundo y misterioso negro.

Antes sólo veía el negro de los zamuros. Nunca imaginé que un accidente y un largo reposo me traerían de vuelta (a) los colores de Caracas.

 



María Luz Cárdenas

Imagen de portada: UCV / La vida parada, fotografías de Claudia González Avendaño.

 

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