Desde que alguien impuso el «vuela alto» para despedir a los que mueren, Jaime revisa todos los días su costado frente al espejo. Vive aterrado ante la posibilidad de descubrir que le empiezan a salir las alas.
Inés Muñoz Aguirre
La microficción atrapa en unas líneas la brevedad que nos rodea. Nos descubre un entretejido de puntos que se suspenden en el tiempo, para que adquieran por sí mismos su destello de gloria. Es la conexión instantánea con el alma del lector, quien se recrea en la sorpresa, a pesar de que lo que se le cuenta vive siempre a su lado. Es un llamado de atención. El tiro al blanco de las letras.
Imagen de portada: Recordando a Durero (2022), fotografía de Denise Armitano C.
Desde que se impuso esa frase
ya nadie sueña con tener alas…
Qué bueno y divertido y tragicómico relato !!
Excelente
Tengo prometido salirle al que me desee volar alto.