Bastó un golpe para volar la cabeza del abuelo.
Limpió un poco, escondió el martillo y contó las monedas.
Las envolvió en un pañuelo.
Ya vengo, dijo.
Nadie le preguntó a dónde iba.
Supo que había llegado por el bochinche.
Gente moviéndose como hormigas, olor a fritanga, voces de tres por dos, mesas con cachivaches para todos los gustos.
Compró un anillo, un pez azul, una pera de vidrio y un peine para bigotes.
Una vez en casa escondió sus adquisiciones.
De su primera incursión en el mundo mercantil le habían sobrado veinte centavos.
Ya no tenía alcancía donde guardarlos.
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Imagen de portada: El hogar. Objeto, fotografía de Claudia González Avendaño
Esas líneas relatan lo que siempre queremos que sea una pesadilla…
Me gustó…
Muy bueno, Lena. Como tus sueños