Colgada en el cielo la misma luna de siempre. Yo también, el mismo de siempre, pegado a la arena me dormí. Más brillante que nunca, quemando mis ojos, el sol me despertó. No volví a ser el mismo. Ciego, ahora dirijo una caravana. Un puñado de arena que pruebo y escupo me indica el rumbo a seguir. Confían en mí y yo sólo busco volver a ser el mismo.
Imagen de portada: fotografía e intervención digital de José Rafael Álvarez.
Y que no se den cuenta que ya uno no es el mismo de antes…
Cierto, cambiamos constantemente y muchas veces no lo no lo manejamos de manera consciente. Muchas gracias por tu lectura y comentario.
Onésimo Niño Araque.
¡Qué buen texto!, sucinto y gráfico, me mostró varias escenas que pudieran ser el germen de una película
Muchas gracias Marissa Mena por tu lectura y generoso comentario.