Sombra de tu sombra

ESCENA 1

Ana María y Greta están en un banco en los jardines de la Universidad, corren finales de los años 60 y las dos están cursando el 3er año de Ingeniería Civil, están hablando sobre los exámenes finales que se avecinan y sobre los chicos que les gustan. Las dos tienen aproximadamente 22 años.


ANA MARÍA:
Entonces, Greta, he visto que te la pasas mirando a Alberto José, (se ríe maliciosamente) de verdad te entiendo, porque es muy guapo, (poniendo voz de locutora) “que si Pampero lo ve, lo envasa” (sigue riéndose).

GRETA: Ay chica, deja de decirlo (mirando a todos lados a ver quién está cerca) de verdad que es un caramelo, guapísimo y todo un caballero, ¿cómo no admirarlo y no dejar de verlo?

ANA MARÍA: Así es amiga… ¿Cómo no suspirar por él?, por cierto, ¿sabes que hemos formado un grupo de estudio para prepararnos para los exámenes de la semana que viene y él ofreció la casa de su familia en la Colonia Tovar?

GRETA: ¿Una casa en la Colonia Tovar? Es mucho mejor de lo que pensaba.

ANA MARÍA: Es para quedarnos todo el fin de semana y que nadie nos moleste, además parece que está alejada del pueblo y será excelente para que nadie nos moleste. ¿Es que vas a formar parte de nuestro grupo?

GRETA: Estoy un poco perdida con “Estructuras y cálculo”, por supuesto que iré, además Alberto José explica todo muy bien y tiene paciencia. Sinceramente no sé porque estoy en esta carrera, de verdad me hubiera gustado algo más artístico, Literatura, Artes escénicas, Pintura, pero mi papá insistió que yo debería ser ingeniero como él, y como no tengo hermanos, pues estoy fregada, quizás termine y tenga mi título y después me voy a estudiar lo que me da la gana.

ANA MARÍA: Pues a mí me fascina el mundo de los números y el cálculo, de verdad seré feliz cuando pueda decir: “ese edificio, lo construí yo” o aquel puente lo calculé yo” no sé, realmente es algo que me emociona y no me veo con otra profesión.

Mientras tienen esta conversación no se dan cuenta que detrás de ellas desde hace un rato Gustavo Adolfo está escondido, observándolas, y poco a poco se ha acercado para sorprenderlas, y sobre todo asustar a Ana María por quien él está muy atraído.

ANA MARÍA: Pero aunque me gusten las matemáticas hay ciertas cosas que se me dificultan y sé que… (Gustavo Adolfo se acerca por detrás con una rama y le roza el cuello y ella piensa que es un animal y grita) Ayyyy (se levanta de golpe agarrándose del cuello y ve a Gustavo Adolfo atacado de la risa) Claro, tenías que ser tú, Gustavo Adolfo, no has crecido nada, te comportas como un niño, estoy cansada de tus bromas, de verdad, por favor déjame en paz.

GUSTAVO A.: Anita bella, tú sabes que muero por ti (arrodillándose) ¿no sabes que me moriría si tú me quitas la palabra?

ANA MARÍA: Pero qué exagerado eres… ¡Lvántate! ¡Qué vergüenza! Todos se te quedan viendo. De verdad que debería no hablarte más nunca ni ser tu amiga,

GUSTAVO A.: (Cantando It’s now or never de Elvis Presley)

It’s now or never,
come hold me tight
Kiss me my darling,
be mine tonight
Tomorrow will be too late,
it’s now or never
My love won’t wait.

ANA MARÍA: (Comienza a reírse y mira a Greta y luego a Gustavo Adolfo) Pero la verdad es que después me río de tus loqueras y ocurrencias, además eres buenísimo contando chistes.

GUSTAVO A.: (Incorporándose y mirándola fijamente) Lo que te canté viene del fondo de mi corazón. (Cambiando de tono) Díganme, mis bellas damas, ¿de qué hablaban tanto? ¿Acaso de mí?

GRETA: (Riéndose) ¿De ti? ¡Por Favor! Estábamos conversando de que Alberto José está armando un grupo de estudio (Greta se da cuenta de que Ana María le advierte con la mirada que no suelte prenda sobre el viaje) para… bueno en realidad, no es un grupo, él se ofreció para explicarme a mí, Estructuras y cálculo, tú sabes que no soy muy dada a esas materias.

GUSTAVO A.: No sabes mentir Greta, ustedes están tramando otra cosa con Alberto José, eso sí es seguro, y no quieren, en especial Anita del Valle, que yo forme parte de lo que están planeando, pero ustedes saben cómo soy y yo lo voy a averiguar, ¡for sure!

ANA MARÍA: Gustavito pero ¿cómo te va a estar mintiendo Greta? ¿La llamas mentirosa? Eres osado ¿Eh? Bueno, piensa lo que tú quieras, pero Greta precisamente me comentaba eso, que Alberto José la iba a ayudar para los exámenes.

GUSTAVO A.: No me como ese cuento y no se preocupen o, mejor dicho, preocúpense porque yo voy a averiguar todo, no se podrán zafar de mí, en especial tú Anita del Valle (Gustavo A. comienza a cantar parte de la canción Ne me quitte pas de Jacques Brel).

Laisse-moi devenir
L’ombre de ton ombre
L’ombre de ta main
L’ombre de ton chien
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas

ANA MARÍA: Deja la novela… por favor, ¡Va-t´en et laisse-moi tranquille! (agarrando por el brazo a Greta y alejándose de Gustavo A. a paso rápido, Gustavo A. las persigue cantando Ne me quitte pas)

 

ESCENA 2

 Es viernes Ana María, Greta, Alberto José y Manuel Alejandro están reunidos hablando acerca de lo que deben arreglar para el viaje de estudios a la Colonia Tovar. Gustavo A. está observándolos de lejos a escondidas.

ALBERTO JOSÉ: Todo listo, ya tengo las llaves de la casa de la Colonia, el carro ya lo revisé. Creo que lo mejor es irnos en un solo carro todos juntos, esa carretera es larga y algunos tramos están sin pavimentar todavía, así que de tarde es muy peligrosa.

GRETA: Si me parece bien, ¿qué crees que debemos llevar? ¿Algo de comer? ¿Qué hará falta? Yo puedo llevar unos sándwiches listos para el camino.

ANA MARÍA: Y yo llevo un pasticho solo para calentar ¿Sabes si el horno sirve?

ALBERTO JOSÉ: Sí vale esa casa tiene de todo, hay algunas cosas que mis papás dejan siempre, café, (cantando el jingle)Fama de América el mejor café”, leche Klim, Toddy, y Diablitos Underwood, de todas formas nos podemos parar en el pueblo y comprar ese rico pan que hacen allá, y no sé otras cosas para picar, algunos embutidos y queso, refresco y jugo Yukery, nada de bebidas espirituosas porque si no, no nos vamos a concentrar. Excelente lo del pasticho.

MANUEL ALEJANDRO: ¿Listo todo entonces? ¿Y cómo está por allá el tema de la luz?

ALBERTO JOSÉ: En ocasiones, como acá en Caracas, allá también hay fallas de electricidad pero esa casa está bien surtida en velas y podemos alumbrar bien, aunque no creo que, precisamente, esa noche se vaya la luz.

MANUEL ALEJANDRO: Mejor ser precavido, le quito a mi papá un par de linternas. ¿A qué hora salimos mañana?

ALBERTO JOSÉ: Debería ser bien temprano, primero para que no nos toque la cola del Junquito y como vamos a pararnos a comprar en el pueblo, yo diría que como a las 6 a.m. estaría bien salir, ¿les parece?

ANA MARÍA: Yo digo que debemos estar todos en tu casa a eso de un cuarto para las 6 de modo a salir en punto, si alguien necesita que lo recoja le digo a mi papá para pasarlo buscando.

MANUEL ALEJANDRO: A mí me gustaría que me pasaras buscando, así no molesto a mi papá que le gusta dormir los sábados. ¿A qué hora podrás venir por mí?

GRETA: Yo también quiero que me des la cola, además vivo cerca de Manuel Alejandro.

ANA MARÍA: Perfecto, paso por ustedes como a las 5:20 a.m., ¿está bien? Nos da margen para llegar a la hora pautada casa de Alberto José.

GRETA: Para mí es perfecto.

MANUEL ALEJANDRO: Para mí también.

ALBERTO JOSÉ: Entonces nos vemos en mi casa mañana, traigan todos los apuntes, llevaré una pizarra y tiza, seré el profesor designado. ¿Qué les parece?

ANA MARÍA: (Acariciándole la mejilla y lanzándole una mirada pícara a Alberto José, lo que molesta a Greta y a Gustavo A. en la distancia) Claro Profe seré una alumna muy juiciosa.

Comienzan a despedirse todos con besos en las mejillas y abrazos, Greta y Ana María se van juntas conversando y los chicos se alejan cada uno por su lado.

GRETA: ¿Tú como que a ti también te gusta Alberto?

ANA MARÍA: No, amiga, no te preocupes es todo tuyo, era solo echando broma, él se pone muy serio con eso de fungir de profesor.

GRETA: ¡Menos mal! (Suspirando y mirando hacia donde se fue Alberto J.) Creo que estaré más pendiente de él que de la pizarra.

ANA MARÍA: Si vas en ese plan, dudo que se metan en tu cabezota enamorada los números y los cálculos. Así que concéntrate, mira que no me gustaría que no estuvieras conmigo el próximo semestre.

GRETA: Tranquila, trataré de enfocarme, pero en los momentos de descanso… (dejando en suspenso la frase dando a entender que seducirá a Alberto José)

ANA MARÍA: (Mirándola entre desaprobándola y divertida) Bueno un beso, voy a preparar lo de mañana. (Se despiden y cada quien va por su lado)

(Gustavo A. se acerca sigilosamente a Ana María y la agarra por la cintura, ella se asusta y pega un grito ahogado)

ANA MARÍA: Pero bueno, ¿tú de verdad quieres que me muera de un infarto? ¿Cuántas veces te he dicho que no me asustes así? De verdad que eres imposible.

GUSTAVO A.: Sabes que no te dejaré ni a sol ni a sombra, incluso si muero voy a estar a tu lado para asustarte, como te dije “sombra de tu sombra”, te voy a halar la cobija y sabrás que soy yo.

ANA MARÍA: Deja de asustarme, ¿qué te vas a morir tú?, eres como ese dicho: hierba mala nunca…

GUSTAVO A.: (Interrumpiéndola) En qué mal concepto me tienes Anita del Valle, ya verás cómo te aparezco. Por cierto, ¿sabes que ya sé a dónde van mañana tú y los otros cerebritos? Allí me voy a aparecer, yo sé dónde es la casa de los papás de Alberto José en La Colonia… no podrás escapar de mí.

ANA MARÍA: Ni te atrevas a ir. No estas invitado. Te lo ruego, no vayas a hacer el ridículo, vamos es a estudiar y tú eres tan disperso que nos vas a distraer y no vamos a poder estudiar contigo encima.

GUSTAVO A.: Pero Anita del Valle, te prometo que me porto como un angelito y no te molestaré ni a ti ni a ellos. Solo tendré ojos para ti. Estaré en eterna contemplación de tu belleza.

ANA MARÍA: Es que tú eres terco, yo no quiero que vayas y punto. Me molestas.

GUSTAVO A: Bueno no me voy a aparecer temprano, te lo juro, Más bien en la tardecita después de que ustedes estudien y así probar el rico pasticho de tu mami, ¿te parece?

ANA MARÍA: Adiós, no quiero hablar más contigo (Sale corriendo)

GUSTAVO A.: (Gritándole) Ya veras, ya verás… voy a aparecerme por allá para hacerte cosquillas, mi bella Anita del Valle. (Se va riendo)

(Black-out)

ESCENA 3

 (Llegan los cuatro a una sala con una mesita central, un sofá de tres puestos y dos poltronas. De un lado un mueble con un TV y del otro lado una mesa de comedor con cuatro sillas. Ellos llegan cargados con las cosas que cada quien trajo, Ana María con el pasticho y unas bolsas de compra, Alberto José con un pizarrón, una especie de caballete y un maletín lleno de libros, Greta lleva otra bolsa de compras y Manuel A. con unas botella de refrescos y un bolso)

 

ALBERTO JOSÉ: Bienvenidos a mi casa, por allá a la izquierda está la cocina para que pongan la comida y los refrescos en la nevera. En la nevera hay agua y hielo y en los estantes están los vasos y vajilla.

 (Ana M., Greta y Manuel A., dejan las bolsas en la cocina, mientras Alberto J. prepara todo para estudiar, coloca la pizarra en el atril y acomoda las sillas del comedor, saca los libros del maletín y la tiza para la pizarra, de la cocina sale Ana M. con una bandeja con 4 vasos con refresco y los pone en la mesita de la sala, Greta trae un plato y unos sándwiches cortados en triángulo, se sientan cada una en una poltrona, y Manuel A. se lanza en el sofá) 

ANA MARÍA: Profe venga a tomarse un refresquito y descanse por favor, que el camino ha sido largo, y nos viene bien una pausa.

MANUEL A.: Ay sí ¡por favor! Estoy agotado.

ALBERTO JOSÉ: ¿De qué? Si yo fui el que manejó todo el camino. Yo soy el que está agotado (retirándole la pierna y sentándose en la otra esquina del sofá). Y Ana María ¿Es que también va a venir Gustavo Adolfo?

ANA MARÍA: Yo espero que no. Le dije que no lo quería ver por acá, porque lo que haría es distraernos con sus chistes y bromas y no podríamos concentrarnos a lo que venimos, que es estudiar para los exámenes de la semana que viene.

MANUEL A.: Yo sinceramente creo que Gus está loquito por ti, Anita. Se vuelve loco cada vez que te ve.

ANA MARÍA: Déjate de fantasías, pues si es así, estará enamorado él solito.

ALBERTO JOSÉ: ¿Quién es el dueño de tu corazoncito?

ANA MARÍA: Por ahora, ¡NADIE! Y dejemos este tema, (se levanta molesta) ¿ya terminaron de comer?, por favor Alberto, empecemos.

GRETA: De verdad que Gustavo Adolfo te descoloca toda.

ANA MARÍA: ¡Por favor, tú no!

(Todos se levantan y Greta y Ana María, recogen las bandejas de la mesita y se dirigen a la cocina)

GRETA: Disculpa si te molesté con el comentario sobre Gus, lo hice en son de broma. Además es evidente que él se muere por ti.

ANA MARÍA: Si eso le sé, pero de verdad solo lo quiero como amigo, es prácticamente como un hermano o primo, crecimos juntos y estamos desde el jardín de infancia y bueno, sus padres y los míos son grandes amigos, así que no sé, no lo puedo ver como él me ve a mí.

GRETA: Pero ¿No le darías aunque sea una oportunidad pequeñita?

ANA MARÍA: Pues no y no. Y si te soy sincera de verdad que me preocupa que ese loco se aparezca, tengo que estudiar porque en cálculo llevo una nota demasiado baja y debo subirla.

GRETA: Si eres exagerada amiga. Tienes mucha mejor nota que yo. Lo que pasa es que quieres graduarte Summa cum laude.

ANA MARÍA: A veces Gustavo Adolfo me asusta, porque dice unas cosas, fíjate que me dijo que si se moría se me iba a parecer para halarme los pies ¿tú has visto? Si está demasiado joven para pensar en la muerte. Eso que me dijo de verdad que no me dejó dormir en la noche, tenía como un mal presentimiento y varias veces me levanté asustada, con decirte que a veces sentía que él estaba halándome realmente los pies, aterrador pues.

GRETA: (riéndose) Pero qué susto debes haber tenido…

(Mientras ellas conversan, Manuel Alejandro se acerca por detrás con una rama que sacó de un florero y le hace cosquillas en el cuello a Ana María. Ésta grita del susto)

ANA MARÍA: Gustavo Adolfo basta, (se voltea y se da cuenta que era Manuel A.) Yo pensé que… pero, ¿tú también? Basta ya de bromas y juegos, y vamos a estudiar.

MANUEL A.: Ves, que no te lo puedes quitar de la cabeza…

(Ana María hace gestos de hastío y sigue con Greta hasta la cocina. Luego en flashes se ven escenas de estudio de los cuatro, así como cuando comen en el comedor. Pasa el tiempo hasta que empieza a oscurecer

GRETA: Ya está muy oscuro casi no veo el pizarrón, ¿prendemos las luces?

ALBERTO JOSÉ: Y hágase la luz (al mismo tiempo que acciona el interruptor)

(Las mismas se encienden iluminando claramente la escena, y al instante se apagan totalmente dejando a oscuras el escenario, se asustan las chicas)

ALBERTO JOSÉ: Ahora sí que esto está bueno, ¿será un problema de algún breaker? ¿O se fue la luz en la zona?

MANUEL A.: Bueno, averigüemos saliendo a ver, ¿Dónde queda el panel de breakers?

GRETA: Manu, saca las linternas que trajiste.

MANUEL A.: Me van a disculpar muchachos, pero mi papá le prestó las linternas a mi tío que está de acampada en la Gran Sabana, pero en su defecto traje unos velones que mi mamá guarda para los santos y una caja de fósforos, déjenme encenderlos (prende uno de los velones y la escena se ilumina trémulamente).

ALBERTO JOSÉ: Creo que la brekera queda en la cocina, además allí también hay más velas y creo que una de esas lámparas de camping ‒si es que definitivamente se fue la electricidad‒ nos ayudará mucho.

ANA MARÍA: ¿No tienes más velones Manuel? Vamos a encender varios, esta oscuridad me da miedo.

(Manuel A. saca dos velones y le da uno a cada una de las muchachas encendiéndolos del que el prendió primero).

ALBERTO JOSÉ: Acompáñame Manu y veamos si es algún breaker o es una falla, el rollo es que esta casa esta como alejada y habría que salir por la cocina para ver si las demás casas están a oscuras también.

(Salen los dos hacia la cocina, y se quedan las dos muchachas. En eso entra un golpe de viento y les apaga las velas, las dos gritan al unísono)

ANA MARÍA: De verdad no me está gustando esto, esta casa se puso muy oscura y tenebrosa (repentinamente siente que algo o alguien le toca el cuello y grita) ¿Quién está ahí? ¿Eres tú Manuel Alejandro?

(Greta enciende su vela de nuevo, ve una sombra detrás de Ana María, grita espantada y la sombra desaparece)

¿Qué viste Greta? ¿Qué viste?

GRETA: Ay no sé si será por la luz de la vela pero vi como una sombra detrás de ti.

(Entran los muchacho corriendo desde la cocina)

ALBERTO JOSÉ: ¿Qué pasa chicas? ¿Por qué gritaron?

ANA MARÍA: Nada, creo que es nuestra imaginación y esta oscuridad que nos está jugando una mala pasada.

MANUEL A.: ¡Ah bueno! Siento informarles que moví todos los breakers y nada, y además Alberto se asomó por el patio de atrás y parece que se fue la electricidad en la zona.

ALBERTO JOSÉ: Aquí traje la lámpara a gasoil y más velas, para no estar tan a oscuras y poder seguir estudiando un rato más. (Enciende el mechero de la lámpara a gasoil y las velas ayudado por Manuel A.)

ANA MARÍA: ¿Sabes? Deberíamos traer varios platos de la cocina para colocar las velas y no manchar los muebles.

(Alberto José y Manuel Alejandro salen de nuevo. Greta los sigue hacia la cocina llevándose la lámpara y Ana María se queda sola sentada en la mesa. Vuelve a soplar un viento fuerte y se apagan velas y velones. Ana María se levanta asustada y de repente siente que la toman por la cintura, y empieza a luchar mientras la sombra la acaricia y le habla en susurro al oído. Ella se deja acariciar)

SOMBRA: Te amaré eternamente Anita del Valle, ámame tú a mí.

ANA MARÍA: Eres tú Gustavo Adolfo, sabía que venías solo a molestarme (en ese momento entra Greta con el velón desde la cocina, ve la sombra y lanza un grito, Ana María se voltea y la sombra desaparece. Los dos chicos entran corriendo)

ANA MARÍA: De verdad pienso que la casa está embrujada, sentí como alguien me agarró la cintura, pensé que era Gustavo Adolfo que había venido de sorpresa para asustarme, pero al llegar ustedes desapareció.

GRETA: Y yo vi una sombra, no es broma chicos, es muy extraño todo…

ALBERTO JOSÉ: Vamos, de verdad, yo tengo desde niño viniendo para acá y nunca, ni en las noches más oscuras he visto ni un asomo de fantasma. Lo que debemos hacer es estar todos juntos y no separarnos de nuevo. Vamos a encender todas las velas y sigamos un rato más estudiando.

(Encienden de nuevo todas las velas y velones y las reparten por toda la sala para que este bien alumbrada)

GRETA: Esperemos que no nos asuste más ese fantasma o lo que sea (riéndose nerviosa).

MANUEL A.: Para eso estamos aquí con uds. No va a pasar nada más.

(Todos se sientan menos Alberto José que se para frente a la pizarra y empieza a escribir en ella una ecuación. En ese momento las llamas de las velas se inflaman y una sombra pasa de un lado a otro de la sala, todos pegan un grito al unísono y las velas se apagan de pronto y se encienden las luces de la casa junto al televisor sin que nadie lo tocara, justamente sintonizado en el noticiero El Observador Creole. Hipnotizados, todos miran la pantalla y al narrador Amado Pernía)

LOCUTOR DE TV.: Acaban de informarnos que esta tarde en la carretera que une a la población de El Junquito con La Colonia Tovar en dirección a ésta, ocurrió un fatal accidente.- Un carro de la marca Dodge-Dart, de color azul claro, se precipitó hacia un barranco cuando trató de esquivar a un caballo que se le atravesó en el camino (al oír las características del carro Ana María se lleva la mano a la boca asustada y susurra)

ANA MARÍA: (Mirando hacia el público) Gustavo Adolfo… noooo

Continúa hablando el locutor

LOCUTOR DE TV.: El auto cayó muy profundo y los equipos de rescate no pudieron llegar al mismo sino hasta casi el anochecer. Lamentablemente el joven conductor falleció al instante del rescate. Tenía 23 años y respondía al nombre de Gustavo Adolfo Pérez Urrutia. (Al oír el nombre todos se miran espantados, se apagan de nuevo todas las luces y, de la nada, se enciende un velón)

ANA MARÍA: (Hacia el público) No, no puede ser. Si en un momento pensé que estaba acá con otras de sus bromas. (Espantada) Era él, era él. Dios no, cuánto lo siento Gustavo Adolfo, no me dejes (cae al suelo arrodillada y llorando)

SOMBRA: (Apareciendo detrás de ella y tomándola de los hombros) Anita del Valle vine por ti.         

(BLACK-OUT)



Yasmin Fulop

Fotografía de Zacarías Santorini

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